«Como llenar el vacío entre arte y política? Este es un problema antiguo y también nuevo» escribe Takuma Nakahira, en el prologo de PROVOKE no.1, publicado en noviembre de 1968. Dirigida por algunos de los mas reconocidos fotografos y críticos de arte de Japón, incluyendo a Takuma Nakahira, Koji Taki, Yutaka Takanashi, Takahiko Okada y el iconoclasta Daido Moriyama (que se unió en la segunda edición) la publicación nació de la ira y el descontento que sintieron hacia el mundo en el Japón posguerra. Aunque solo vivió por 3 ediciones (solo 1000 copias cada una) y fue criticada en su momento, en la actualidad es ampliamente reconocida como una publicación innovadora en la historia de la fotografía japonesa contemporánea.
Las publicaciones fueron impresas entre 1968 y 1968, ambos años muy turbulentos para la política, en los que se produjeron los disturbios de mayo del 68 en Paris, el asesinato de Martin Luther King, las protestas anti vietnamitas en Estados Unidos y el fin de la primavera de Praga. En Japón, 1968 fue el año en que una serie de levantamientos estudiantiles forzaron el cierre de varias de las universidades más importantes en el país.
are-bure-boke
Con la bajada Shiso no tame no chohatsuteki shiryo 思想のための挑発的資料 que puede traducirse como Material provocativo para pensar, PROVOKE impactó al mundo del arte con su are-bure-boke (Granoso, borroso y desenfocado) en blanco y negro, y defendió el pensamiento independiente, con fotografía y escritos críticos que desafiaban a sus lectores a reconsiderar las convenciones existentes de la fotografía durante una época política e ideológicamente revolucionaria.
PROVOKE y sus fotógrafos proponían una vision subversiva de la vida en sus márgenes. Lo consiguieron con una estética radical que abrazaba las imágenes con un estilo casi amateur y el margen de error inherente de la foto análoga, los fotógrafos de PROVOKE crearon un nuevo código visual que estaba escandalosamente en contra del énfasis en la precision tecnológica ampliamente promovido por la economía japonesa.
«No fue solo una técnica», dice Kotaro Iizawa, historiador de arte japonés, durante su charla Decodificando Provoke, en el festival internacional de fotografía de Hong Kong en 2018, donde se dio la primera exhibición de la época PROVOKE en Asia, «época» porque a pesar de que la revista solo publicó tres números, su alcance fue mucho mayor e influenció a toda una generación de fotógrafos, por lo que se reconoce a PROVOKE como mas que una revista, si no un movimiento, una era en la fotografía japonesa, tomando en cuenta su característica estética pero mas allá aún, su discurso que llamaba a la acción. De hecho, como escriben colectivamente en su manifiesto «En este preciso instante, el lenguaje pierde sus referentes concretos —en otras palabras, su realidad— para flotar en el espacio. Nosotros, los fotógrafos, debemos seguir captando con nuestros propios ojos esos fragmentos de realidad que no pueden ser capturados con el lenguaje existente, debemos producir activamente materiales visuales que se enfrenten al lenguaje y se enfrenten al pensamiento».
En la época el estilo no fue muy celebrado, muchas criticas lo describían como «sucio», a lo que en el epílogo de PROVOKE 3, Koji Taki responde, «No pensamos que las fotos vayan a llegar muy lejos, pero al mismo tiempo, sabemos que hay una capa cruda de significado en el mundo que solo las fotografías muestran… no tenemos absolutamente ningún interés en producir un «buen trabajo» tal como lo interpretan los valores del pasado».
Pero las fotografías llegaron lejos, la influencia innovadora de la publicación puede verse ahora en muchos niveles. Primero, a través de su escrito, PROVOKE elevó el nivel y el alcance de la critica fotográfica en Japón, con esa coherencia en su intención de explorar el lenguaje y la fotografía de forma interactiva.
política y sentido de realidad
Daido Moriyama y Yutaka Takanashi eran fotógrafos que podían hablar con precisión y mucho sentido de sus propias fotografías, pudieron expresarse muy claramente respondiendo preguntas como «que es la fotografía?» y «que puede lograr la fotografía?», lo que no era común en la época.
Para sus fundadores, la publicación ofrecía una forma subversiva de protesta, no se alineaba con ningún mensaje politico en especifico; si no que usó su formato y estética revolucionaria para desafiar las normas y tradiciones del Japón contemporáneo y provocar una discusión democrática a través de la fotografía. Esa forma de hacer las cosas vista en perspectiva materializa un discurso que invita a descubrir a través de estímulos, nuevas capas de contenido, nuevas discusiones, nuevos cuestionamientos y por lo tanto nuevas formas de ver la realidad, desde la estética al pensamiento.
PROVOKE fue pionera en alejar la estética de la fotografía japonesa del estilo comercial y documental, muy popular en esa época. Se preocuparon por crear una estética desde el interior, un arte que no era solo fotografía, si no un registro de la relación privada de ellos con el mundo, del yo y el otro.
La publicación se preocupaba de capturar la realidad, pero en una forma fragmentada, a través de ese objetivo relativamente modesto, fueron capaces de mostrar que lo «real» no necesariamente tenia que ver con algo «científico» o «documental» si no que podia ser algo que se insinuaba, algo emocional, politico o situacional. Los partidarios del movimiento PROVOKE, creen que la realidad y nuestra experiencia, esta esencialmente fragmentada y que la capacidad de la fotografía para capturar momentos fugaces, la convertía en el medio perfecto para expresar esa idea.
legado
A pesar de que PROVOKE se disolvió en 1969, sus integrantes siguieron produciendo trabajos que fueron globalmente celebrados, Daido Moriyama, Takuma Nakahira y Yutaka Takanashi publicaron foto libros durante la década de los 70’s, libros que son considerados de los mejores libros de fotografía de todos los tiempos, no solo en Japón, si no en todo el mundo.
Las semillas sembradas por PROVOKE germinaron en muchos lugares y las raíces se han expandido globalmente, el espíritu de la publicación ha sido heredado a generaciones de fotógrafos, no solo en Japón, si no en el mundo entero. El hecho de que el nombre de la revista sea usado para describir un movimiento de la fotografía japonesa posguerra, habla por si mismo. Su legado ha sido amplio, su estética y su discurso, pero es el segundo el que pareciera prevalecer, porque lejos de imitar el estilo de la fotografía de PROVOKE, fotógrafos contemporáneos japoneses como Yokota y Go Itami, toman las claves de su actitud contra el medio incorporando practicas basadas en la performance y la instalación en su trabajo para empujar los limites de la fotografía, tal como hizo hace mas de 50 años PROVOKE.
Propiciar los escenarios para el cuestionamiento y la creación de nuevos discursos, nuevas maneras de ver la realidad, abandonar el ego y asumirnos como aprendices de la realidad; apuntar y facilitar las herramientas para ir descubriendo desde una mirada propia esas realidades que muchas veces son vetadas del universo visual que se nos presenta. PROVOKE fue y sigue siendo mucho mas que fotografías en blanco y negro, corridas, borrosas y con mucho grano, es contraponerse a las convenciones establecidas, posicionarse y desde ahi tomar acción, la materialización de un puente entre arte y política que siempre es necesario, un legado que difícilmente podría ser pasado por alto al contar la historia de la fotografía contemporánea y que conforme pasan los años cada vez suma mas valor.