El buen diseño da más que lo que quita

Si no somos capaces de decir que tiene que haber un porcentaje importante de generosidad para que una pieza de diseño sea considerada buena, entonces la practica del diseño perdió su rumbo y emocionalmente no tiene nada que aportar a este mundo. El espectador tiene que irse con algo más después de encontrarse con una pieza de diseño, nunca con menos.

Todo el mundo tiene una opinión sobre que es el «buen diseño», algunas -a mi parecer- más acertadas que otras, aunque lamentablemente la gran mayoría de esas opiniones son superficiales e incluso en algunos casos limitantes, llevo varios años trabajando, estudiando y viviendo en torno al diseño y en todo este tiempo he escuchado muchas opiniones sobre este tema y he visto como algunas se van haciendo cada vez más comunes, tanto así que tienden a establecerse como verdades absolutas. Uno de los roles fundamentales del diseño es desarrollar el músculo que es el cerebro y la mejor forma de hacerlo es cuestionar la mayor cantidad de verdades que conozcamos. Durante el tiempo que llevo aprendiendo sobre diseño he cambiado de opinión muchas veces, me he contradicho y he tenido que desdecirme más de una vez, pero hay una cosa en la que sigo creyendo después de todo este tiempo y es que el buen diseño da más que lo que quita.

A pesar de lo que dijo Dieter Rams, hay casos en que un buen diseño no necesariamente tiene que ser simple, racional, que resuelva un problema o sea estéticamente interesante, puede ser que existan muchos casos en que no sea así y no tiene nada de malo, puede eventualmente llegar a ser un buen diseño dependiendo de varios otros factores, es decir puede prescindir de varias cosas, pero lo que un buen diseño nunca tiene que hacer es ser condescendiente, pretencioso o reducirse a fundamentos preconcebidos, o sea, no tener nada que aportar.
Si no somos capaces de decir que tiene que haber un porcentaje importante de generosidad para que una pieza de diseño sea considerada buena, entonces la «industria» del diseño perdió su rumbo y emocionalmente no tiene nada que aportar a este mundo. El espectador tiene que irse con algo más después de encontrarse con una pieza de diseño, nunca con menos.

Pero así como decimos que el resultado de nuestro trabajo tiene que ser generoso, la forma en que trabajamos y la forma en que vemos nuestro trabajo también tiene que estar alineada con esa generosidad. Siempre ha habido mucha discusión en torno a la relación entre copia, el plagio y la originalidad, pero ninguna de las conclusiones que he leído o escuchado me ha dejado especialmente conforme.
Por un lado, la copia es fome, eso está claro, pero pareciera que no siempre estamos de acuerdo con lo que se considera una copia o un plagio. Muchos diseñadores o gente de la industria creativa, que se la pasa enalteciendo la originalidad, se la pasa también haciendo excepciones, sobre todo cuando son ellos quienes se ven beneficiados directa o indirectamente: «está bien, si es de dominio público», «está bien si se ponen los créditos».


Todas las formulas o métodos conocidos y aceptados para tomar, usar, remezclar, actualizar o referenciar el trabajo de otros, no tienen ningún sentido, a no ser que se asocien con algún tipo de relación de poder.
Al discurso contemporáneo le gusta definir al poder como un triángulo en el que los vértices son clase, raza y género. Quizás algún día añadamos más vértices a este triángulo, pero por ahora, el espectro del poder se forma a partir de la intersección de cada uno de esos ángulos.

A partir de lo anterior, de entender que crear «fórmulas» para que se comparta, utilice, reinterprete o actualice mi trabajo, tenía más que ver con una relación de poder, en vez de hacer un listado de instancias, de cuando está bien hacer la referencia explicita o dar créditos o lo que sea, a algo en mi trabajo, me pregunto, «quien se beneficia más por lo que estoy haciendo?, el poderoso o el débil?», y a partir de ahí trato de seguir.
El «saqueo» a la cultura dominante sigue siendo una de las estrategias más efectivas que pueden usar los marginados, los excluidos, los invisibles. Ni siquiera se trata de darle una vuelta, hacerlo pasar piola es igualmente válido. No solo debería ser un derecho válido, debería ser una obligación en algunos casos.

La fuente’ (1917) Marcel Duchamp (replica). Fuente Wikimedia Commons

Igual no es tan simple porque, que pasa si soy un diseñador independiente, pero mi cliente es de una multinacional? Duchamp estaba explotando al trabajador de la fábrica de urinarios o estaba luchando contra siglos de historia de arte occidental? Es una reflexión que no se acaba (ni puede acabarse) ahí, pero es un comienzo, y si partimos por la conversación sobre quien se beneficia de una pieza de diseño, podemos profundizar muchísimo, especialmente porque la idea que considera la causa y efecto de una pieza de trabajo está profundamente arraigada en el pensamiento del diseñador.

Por otro lado, tenemos «la originalidad», pero, es la originalidad realmente lo opuesto a la copia? No creo, especialmente en un contexto en el que mucha gente compara la originalidad con diseñar desde la nada. En primer lugar, aunque se pudiera diseñar desde la nada, no tendría por qué querer hacerlo, uno de los aspectos más poderosos de la cultura visual es que existe en una continuidad, puede aprovecharse del imaginario colectivo.

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Si diseñas una tipografía, tus letras están y estarán en constante conversación con tipografías anteriores o posteriores a ella, tienen un propósito claro, una función determinada, a partir de ahí es donde pueden construir. Si de alguna forma está muy separada de un fundamento común del lenguaje, entonces solo dibujaste un montón de formas sin sentido. A lo mejor eso es bueno para alguien, pero desde el punto de vista del diseño, no termina siendo particularmente interesante.
El objetivo es hacer algo que nadie haya visto antes? O es hacer algo para que las personas cuestionen todo lo que han visto antes? No creo que sea una diferencia que podamos pasar por alto tan fácilmente, el primer caso se trata de alejarse de la historia, el segundo se trata de enfrentarla.

Otras personas, mucho más inteligentes que yo, han hablado de esto anteriormente, pero en algún momento ser un fanático de la originalidad es sacar provecho de las mismas tendencias capitalistas e hiperindividualistas que se suponía que debían criticar. El mito del diseño de autor, no beneficia a nadie. En algún momento, centrar el discurso en la originalidad, responde a la necesidad del capital de diferenciar sus productos. «Sé un 10% diferente, pero habla harto de eso y vas a poder sacar provecho de ahí», si profundizamos lo suficiente, probablemente terminemos en el debate de lo que es y representa la propiedad privada.

Es importante dejar claro que esto no se trata de tirarle mala onda a alguien o indirectas o algo así, de hecho, más de alguna vez yo mismo hablé de Lo iMp0rTaNte dE SeR OriGiNaL y tampoco es que fuera tan malo porque de alguna forma se problematiza el ejercicio de diseño, pero igualmente hubo cosas que fueron dañinas, por ejemplo, estoy seguro de que con comentarios sobre la importancia de la originalidad, hice que en algún momento algunos de mis pares (en la universidad o en el trabajo) se sintieran más inseguros o dudaran de sus decisiones. Cuando estaba en la universidad, Tumblr no era muy popular y nunca pensé en que eso podía llegar a ser un privilegio, ahora los estudiantes ya han visto todo y al tratar de obligarse a ser originales, especialmente al principio de su carrera, dejan de aprender cosas muy valiosas. Y si eres un estudiante, no estás en un rol de poder, nunca vas a hacer el mismo daño que una empresa cuando roba o copia a alguien.

Aunque me arrepiento de muchas cosas que dije, no significa que esté a favor de la copia, significa que es necesario repensar algunas cosas y que aunque lo que creo no es para nada perfecto, como yo lo veo actualmente, la originalidad no es lo opuesto a la copia. Lo opuesto a la copia probablemente sea la sinceridad, no se trata de hacer una solución que a nadie se le haya ocurrido, sino de hacer una solución que haga que la gente se dé cuenta de que ninguna otra solución hubiera sido más apropiada para ese caso en particular. Hacerte cargo del problema, su contexto, sus variantes va a hacer que siempre encuentres una solución a la medida, para el problema, en el lugar y en el momento preciso, esas necesidades nunca van a ser exactamente las mismas en otro lugar ni otro momento, vincúlate desde la emoción, trata de conocer mucho y copiar si es necesario, pero nunca lo hagas para mentir, ocultar quien eres o ser aceptado, el valor del diseño es tener algo que decir, algo que aportar y no tienen por qué ser declaraciones directamente, en diseño las preguntas a veces son mucho más importantes que las respuestas.

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